miércoles, 31 de octubre de 2012

El día después de la derrota



Luego de la participación de la delegación ecuatoriana en los juegos olímpicos de Londres 2012, se pudo apreciar en los medios de comunicación en especial en la prensa deportiva y redes sociales, comentarios, confrontaciones y hasta ofensas de quienes criticaban su desempeño y los que defendían la participación de los atletas. Pero sobre esta situación ¿quién sabe realmente lo que vive un deportista después de la derrota?, ¿que sienten?, ¿que pasa por su mente?, la verdad solo ellos lo saben y nadie puede sentir lo que ellos sienten, podemos mirar, opinar, tratar de comprender hasta conmovernos por lo que apreciamos, pero hay que señalar que cada ser humano vive sus emociones de forma individual.

Ante un resultado contrario al esperado en competencia se puede entrever varios factores involucrados, pero cualquiera que fuese la explicación ante un “mal” resultado, el efecto natural del ser humano ante la adversidad es inicialmente el de experimentar emociones como el malestar, rabia, tristeza, decepción, irritación, dolor, u otras que se acompañan de alteraciones fisiológicas que se reflejan en la expresión facial, el tono de voz, reacciones musculares, de la presión arterial, cambios respiratorios, secreciones glandulares, por citar las más comunes.

Experimentar este tipo de emociones consideradas negativas es normal y son parte de un proceso de aprendizaje y adaptación, estas emociones actúan como un mecanismo de evaluación e impulso para actuar, si siente rabia o agresividad responderá a la defensiva o combatirá, distinguir algo como agradable o desagradable ayuda a crecer, a elaborar formas de interpretar la realidad y sobreponerse a la adversidad. En este contexto los deportistas pueden encontrar en la psicología científica y popular los medios para localizar éxito donde otros ven fracaso, la asimilación de experiencias desfavorables promueve la autorregulación del estado de ánimo, como un mecanismo cognitivo de equilibrio y superación en la tribulación, donde prevalezca la resiliencia.

hay que preparar, entrenar la mente para todo incluso para saber perder, no hacerlo abre la posibilidad de ser sorprendido o tener mayores problemas de adaptación, las emociones negativas podrían permanecer por un lapso de tiempo que vaya  mas allá de lo saludable generando sentimientos negativos, podrían incluso no ser superadas con las consecuencias previsibles. Una mente preparada, una mente resiliente, sabe que pese a la adversidad subsistirá la confianza, la tranquilidad y actitud por un futuro mejor, así las emociones negativas serán breves y de fácil resolución.

El día después de la derrota para muchos deportistas y en especial para los nuestros es el día del retorno, el de retornar al hogar, a los entrenamientos, es el día para asimilar experiencias, recuperarse y ser mejor persona, no es fácil e implica un proceso atareado y continuo de crecimiento pero ese es el camino del deportista, no hay espacio ni tiempo para desperdiciar, hay que volver al camino del esfuerzo y la constancia, mantenerse entrenado por sus objetivos pese a todo.

miércoles, 17 de octubre de 2012


La Modestia en el Deportista


Cuando un deportista logra buenos resultados o grandes proezas en los campos de competencia suele manifestarse en algunas ocasiones la sugerencia por parte de padres de familia, amigos y/o entrenadores de fomentar la modestia ante lo conseguido ya que de no hacerlo se podría ocasionar una sobre-valoración de las cualidades del deportista o una distorsión del concepto mismo.

Según el diccionario de la lengua española © 2005 Espasa-Calpe: modestia se refiere a la humildad, a la falta de vanidad y no ostentación de los propios méritos. Esta actitud o cualidad puede conceder al deportista exitoso una virtud más en la constitución de su personalidad, esta actitud pretendida como medio para alcanzar un control emocional implica el dominarse en las expresiones y hasta pensamientos que surgen como consecuencia de la satisfacción del logro alcanzado. Con esta referencia ¿cuales son las actitudes adecuadas que no vayan fuera de los límites de la modestia? “todas aquellas que reflejen satisfacción”, sin caer en expresiones ofensivas a los demás, no confundir con la euforia  que es una sensación de intensa alegría y que se exterioriza muchas veces de forma exaltada.

Los límites del concepto de modestia están señalados mayormente por el contexto social al que se pertenece, el medio en el que se realiza la práctica deportiva define lo que es o no una actitud modesta, a esto se suma el criterio propio basado en la escala de valores y experiencias personales. Vale la pena resaltar que el fin de la modestia es evitar la inestabilidad emocional, más no desmerecer la importancia del éxito, el solo hecho de hacer deporte merece ser valorado para el desarrollo de una mente saludable.


Existen algunos riesgos en el mal manejo del término modestia, por ejemplo se puede descuidar el reconocimiento a logro alcanzado, necesidad normal en el ser humano y según la teoría de Axel Honnet la ausencia de reconocimiento afectaría la integridad, la autonomía personal y su autonomía moral, de ahí que la expresión de los sentimientos de satisfacción, felicidad cumplen un papel importante de la salud y más aun de la fortaleza mental. Otro riesgo es el de llegar a desarrollar actitudes negativas, una de ellas es la falsa modestia, que pretende provocar halagos por medio de comentarios como: ….Realmente no soy tan bueno….,…No me merezco tanto…,…lo  que he logrado no es nada…, u otras frases con las que se espera recibir una corrección gratificante que adule el ego.

El tipo de personalidad del deportista, influirá directamente sobre el efecto de los reconocimientos, que puede dar lugar a formas de respuesta que van desde un extremo donde están aquellos deportistas que por timidez sienten no merecer reconocimiento a los paranoicos que especulan sobre cual es el fin o el interés del halago. Sea cual fuere la conducta del deportista o del medio ante un resultado es importante insistir sobre la diferencia entre falsa modestia y modestia cuyo espacio abismal señala de un lado a los falsos de la verdad a cambio del halagó, a los manipuladores de los comentarios para recibir alimento para su vanidad, para su narcisismo, al presumido, hay que diferenciarlo del modesto que mantiene el equilibrio en el remanso de sus pensamientos, no requiere de vanagloria para su felicidad, no requiere de la jactancia para ser reconocido, sus méritos son virtudes admiradas por la seguridad que estos transmiten. Es por si mismo un ser maduro su alegría se torna en afecto percibido y disfrutado por los demás.

El deportista modesto reconoce la importancia de sus cualidades psicológicas, las cultiva como medio para asimilar las cargas  de entrenamiento, conoce de su potencial y se siente digno del mismo, lo exterioriza en su actitud y en palabras como muestra de capacidad, honrando aquello que representa no lo dice esperando alabanzas, sino como una muestra de respeto por si mismo y a los demás. No exhibe su destreza a cambio de la simpatía la exhibe como muestra de identidad, de congruencia con su lucha por ser un mejor  ser humano.