jueves, 9 de febrero de 2012

Actitudes Deportivas


El deportista suele enfrentar diferentes emociones en el campo deportivo, en especial en las competencias, estas emociones de acuerdo a la personalidad del deportista, sus creencias, experiencias propias o ajenas, entre otros aspectos toman una forma de expresión, en las “actitudes” o formas de comportamiento que son generalmente el resultado de un proceso de aprendizaje y que poseen además una carga emocional. Al ser aprendidas nos percatamos de que las actitudes se cultivan en los grupos sociales en las que nos desarrollamos, familia, grupo de entrenamiento de estudio u otros en los que vamos descubriendo su beneficio, mientras más eficacia nos reporte una actitud esta se refuerza y tiende a hacerse permanente.

En el campo deportivo es importante reconocerlas a edades tempranas para poder intervenir saludablemente sobre ellas, si un atleta descubre que una determinada forma de actuar resultó útil y se atañó como beneficiosa para el mejor rendimiento deportivo, esta actitud tiende a ser conservada, por ello es importante distinguir que actitudes son eficientes. Existen clasificaciones tan diversas como la cantidad de estudiosos sobre el tema en el tema pero en el presente artículo por razones didácticas las clasificamos para su análisis en tres, actitudes desleales o sucias, negativas y positivas,

Las actitudes desleales o sucias, a las recurren algunos deportistas y visibles en una serie de comportamientos intimidantes, ofensivos en contra de los adversarios considerados como “amenaza” al objetivo planteado para la competencia, más aún cuando se conoce a los deportistas por las veces en las que se han enfrentado, si se sabe que determinada actitud amedrenta, la utilizará buscando atemorizar al adversario e incrementar con ello sus posibilidades de un mejor resultado. Si en algún momento el deportista mostró una actitud desafiante y esta sirvió para desestabilizar a un contendor, lo más probable es que siga utilizando la misma actitud en otras competencias sino existe una orientación adecuada.

En este aspecto el rol del entrenador, compañeros y padres de familia juegan un rol muy importante pues sin la atención necesaria estas actitudes se reforzaran e influenciaran en la escala de valores del deportista. Estas formas de actuar fueron explicadas por Thorndike mediante la llamada ley del efecto, si una respuesta es positiva se sigue repitiendo.

Algunas conductas desleales que se suelen presentar en los campos de competencia son:

· Agredir verbalmente, humillar, difamar u otras formas de expresión con la intensión de ofender al adversario.

· Empujar, golpear, pisar, obstaculizar deliberadamente a un oponente con el interés de ofuscar al contendiente, de disminuir su capacidad de rendimiento.

Es probable que algunas personas consideren que estas actitudes sean “comunes” sobretodo en los deportes de oposición directa (taekwondo, judo, lucha, futbol, etc.), y de hecho en estas disciplinas hay mas posibilidad de observar estas actitudes, pero la realidad es que estas actitudes son propias de deportistas nóveles o carentes de valores éticos. Las artes marciales por ejemplo poseen un componente de fortaleza mental y espiritual basados en una filosofía de moral y honor en su practica.

Una actitud negativa es diferente de una desleal, una actitud negativa se caracteriza por centrarse en las debilidades, desventajas o defectos ya sean estos físicos, técnicos, tácticos, etc. En este caso algunos deportistas buscan serenidad o motivación al señalar falencias en sus contendores y es posible que encuentren lo que buscan, pero el beneficio conseguido es efímero y dependiente de esas falencias notadas en el contendor, es decir si observo que mi contrincante está mal física o técnicamente estaré tranquilo y si esta bien… ¿que ocurrirá?, ¿renacerá la inseguridad?...

En la actitud negativa se acumulan también aspectos como la protesta, la inconformidad manifiesta, la crítica sobre determinados elementos de la pista o campo de juego, entrenador, dirigentes o cualquier otro elemento parte de la competencia que son usadas como excusas para cubrir un cubrir un posible mal rendimiento o mal resultado, las actitudes negativas son más frecuentes en deportistas con un locus de control externo es decir que responsabiliza su comportamiento o estado emocional a elementos fuera de si mismo, en estos casos el equilibrio estará fuera de alcance por depender de elementos externos. Las actitudes pesimistas fruto de experiencias anteriores (malos resultados) no superados, también son negativos ya que generan apreciaciones limitantes como por ejemplo, “en los climas húmedos a mi me va mal”, “a mi los jueces siempre me perjudican”, “con este equipo no me alcanza para competir bien”, verbalizar estos comentarios son una muestra clara de experiencias dificultosas que no han sido procesadas saludablemente.

La actitud positiva o leal, a diferencia de las anteriores es propia de un deportista con una actitud auténtica, de optimismo, con seguridad en si mismo ante el rival, competencia, clima o cualquier adversidad, la actitud positiva se traduce en respeto a la capacidad deportiva propia y ajena, incluso puedes reconocer las cualidades del contendor para generar un contexto de competencia digna al enfrentar a grandes rivales, sin llegar a la adulación (actitud que cae en el aspecto negativo), los éxitos obtenidos en buena lid, con esfuerzo son los que más seguridad y valor conceden.

En los deportes de combate la actitud positiva frente al oponente no es la de amedrentar o mostrarse simpático, la actitud positiva es la de autoridad, convicción, controlado, actitudes que reflejan la personalidad de un gran atleta, es probable que estas expresiones se puedan confundir con la arrogancia pero una mirada objetiva podrá distinguir la madurez emocional de estas actitudes. Los pensamientos de un deportista con actitud positiva impulsan al bien hacer, al bien ser, que no te libera de emociones como el enojo o desagrado, pero las procesa más fácilmente, puede no evitar una derrota pero garantiza mantener la dignidad, el respeto y salvaguardará la fe en si mismo.

Las actitudes que escojas como deportista finalmente son tuyas y las utilizaras según el beneficio que te reporten como deportista, sin embargo sobre tu decisión ahora complementa el hecho de que una actitud antideportiva, podría dar resultado pero aquellas actitudes que son reconocidas como inmorales, peor aun que tu mismo como deportista las reconozcas como inmorales tarde o temprano se verán reflejadas en un concepto negativo hacia ti como ser humano.

Cada deportista dispone de las reglas del juego, a travesar los límites de la ética trae consecuencias de las que se es responsable inevitablemente, recuerda que el juego limpio (fair play) es un una actitud leal en el deporte, es una forma de ser, basada en el respeto hacia todos los involucrados en la practica del deporte, positiva te da la oportunidad de fortalecer tu integridad.

El juego limpio es, en resumen, la clara conciencia de que el adversario es, ante todo, un compañero deportivo; es el respeto al adversario que salga victorioso o vencido; el respeto al árbitro; la ausencia de ostentación gestual, la modestia en la victoria, la serenidad en la derrota; la generosidad frente al adversario” (De Antón, 1990: 11).

Franklin Ramón

Psicólogo Deportivo