lunes, 22 de noviembre de 2010

Interpretación psicológica de los jóvenes que se expresan a través del grafiti


El análisis del grafiti ha sido ampliamente discutido desde diferentes puntos de vista, enfoques, dogmas, que han pretendido explicar su origen, finalidad, su porque, y más aún interpretar la psiquis de quienes lo realizan, generando muchos debates, y conclusiones, muchas de ellas centradas y otras totalmente lejanas de la naturaleza de este fenómeno social. Para adentrarnos en este razonamiento partiré citando una definición tradicional del grafiti, descrito como la actitud de escribir o pintar palabras, imágenes u otros tipos de marcas, en paredes o determinados espacios públicos mayormente. Su existencia se remonta a los orígenes de la especie humana misma, caracterizando a la persona que hace grafitis por su deseo de trascender o de dejar un testimonio generalmente.
La diversidad de la conducta humana, de su sentir, de su pensar, es tan amplio como el mundo mismo, delimitar un perfil psicológico de quienes hacen grafitis resulta muy aventurado, la interpretación es tan ampliamente diversa como el de las personas que lo realizan, podemos señalar sin embargo que es la población juvenil quien prefiere este tipo de expresión y sin encasillar a quienes realizan grafitis, se puede identificarlos como personas que definitivamente buscan influir en su medio, buscan plasmar su identidad, con una gran creatividad, imaginación y una buena dote de atrevimiento, es que el grafiti aparece como el medio preferido entre los jóvenes para revelar su existencia, delimitar su espacio, salvaguardar sus verdades.
La sociedad moderna ha concebido una “cultura Juvenil” con un paradójica aspiración de libertad y posesión, combinada con la vehemencia y atrevimiento propio de la mocedad, para muchos de ellos las manifestaciones gráficas o artísticas, no son más trascendentes que las razones que les llevan a hacerlo, y por ello el grafiti persiste haciendo que su existencia efímera se renueve con el arresto y la obstinación propia de esta edad. Este atrevimiento del que dibuja en una pared cualquiera, ha dado lugar al surgimiento del estereotipo de rebelde, desadaptado o antisocial, de aquellos jóvenes que pintan grafitis.
La condición incluso delictiva que se asocia al grafiti ha generado movimientos de defensa basados en un criterio artístico lo que acentuando la discrepancia entre el reconocimiento del grafiti como una muestra de arte o vandalismo. Pese o todo ello no se puede desconocer el carácter transgresor en la actitud de quien crea un grafiti y en esencia esta es su naturaleza, pese a los esfuerzos por rescatar un concepto y una imagen menos negativa del grafiti, clasificándolo en legal (arte) e ilegal, cuya noción se debate entre su aceptación o no por los criterios de las artes plásticas y quienes conciben al grafiti como un sinónimo de libertad de significaciones. Cualquiera que sea la interpretación del mismo y respetando las diferentes opiniones al respecto lo que al final cuenta es que cada persona cree y puede tener su propia forma de expresar sus pensamientos y emociones.
Sobre las diferentes formas de interpretación me permito tomar el ejemplo de Bando, un escritor francés, que defiende así su postura frente a lo que para él era la belleza del graffiti: “Tu preguntas a alguien ¿te gusta el cantar de los pájaros por la mañana, piensas que es hermoso? y la persona te contestará probablemente: Sí. Y luego le preguntas ¿Y los entiendes? Y esa persona te dirá: No. Entonces tu le dices: No hace falta entender algo para considerarlo bello”.
Si no se puede terminar de entender que es lo que mueve a los jóvenes a vulnerar espacios públicos o privados, podríamos optar por apreciar, criticar y hasta reconocer la creatividad para enunciar sus deseos, sus protestas, o el simple hecho de enunciar un estado emocional, rescatemos el hecho de que a través de los grafitis que han sobrevivido, se ha permitido dejar constancia del paso de la humanidad por la tierra, y esto nos permitirá seguir teniendo la posibilidad de interpretar con albedrío y cada vez nuevos elementos de criterio la forma de pensar, sentir y actuar de las generaciones pasadas, contemporáneas y probablemente futuras.

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