La Modestia en el Deportista
Cuando un
deportista logra buenos resultados o grandes proezas en los campos de
competencia suele manifestarse en algunas ocasiones la sugerencia por parte de
padres de familia, amigos y/o entrenadores de fomentar la modestia ante lo conseguido ya que de no hacerlo se podría
ocasionar una sobre-valoración de las cualidades del deportista o una distorsión
del concepto mismo.
Según el diccionario de la lengua española © 2005 Espasa-Calpe: modestia se refiere a
la humildad, a la
falta de vanidad y no ostentación de los propios méritos. Esta actitud o
cualidad puede conceder al deportista exitoso una virtud más en la constitución
de su personalidad, esta actitud pretendida como medio para alcanzar un control
emocional implica el dominarse en las expresiones
y hasta pensamientos que surgen como consecuencia de la satisfacción del logro
alcanzado. Con esta referencia ¿cuales son las actitudes adecuadas que no vayan
fuera de los límites de la modestia? “todas aquellas que reflejen satisfacción”,
sin caer en expresiones ofensivas a los demás, no confundir con la euforia que es una sensación de intensa alegría y que
se exterioriza muchas veces de forma exaltada.
Los límites del concepto de modestia están señalados
mayormente por el contexto social al que se pertenece, el medio en el que se
realiza la práctica deportiva define lo que es o no una actitud modesta, a esto
se suma el criterio propio basado en la escala de valores y experiencias
personales. Vale la pena resaltar que el fin de la modestia es evitar la inestabilidad
emocional, más no desmerecer la
importancia del éxito, el solo hecho de hacer deporte merece ser valorado para
el desarrollo de una mente saludable.
Existen algunos riesgos en el mal manejo del término modestia, por ejemplo se puede descuidar el reconocimiento a logro alcanzado, necesidad normal en el ser humano y según la teoría de Axel Honnet la ausencia de reconocimiento afectaría la integridad, la autonomía personal y su autonomía moral, de ahí que la expresión de los sentimientos de satisfacción, felicidad cumplen un papel importante de la salud y más aun de la fortaleza mental. Otro riesgo es el de llegar a desarrollar actitudes negativas, una de ellas es la falsa modestia, que pretende provocar halagos por medio de comentarios como: ….Realmente no soy tan bueno….,…No me merezco tanto…,…lo que he logrado no es nada…, u otras frases con las que se espera recibir una corrección gratificante que adule el ego.
El tipo de personalidad del deportista, influirá
directamente sobre el efecto de los reconocimientos, que puede dar lugar a
formas de respuesta que van desde un extremo donde están aquellos deportistas
que por timidez sienten no merecer reconocimiento a los paranoicos que
especulan sobre cual es el fin o el interés del halago. Sea cual fuere la
conducta del deportista o del medio ante un resultado es importante insistir sobre
la diferencia entre falsa modestia y modestia cuyo espacio abismal señala de un
lado a los falsos de la verdad a cambio del halagó, a los manipuladores de los
comentarios para recibir alimento para su vanidad, para su narcisismo, al presumido,
hay que diferenciarlo del modesto que mantiene el equilibrio en el remanso de
sus pensamientos, no requiere de vanagloria para su felicidad, no requiere de la
jactancia para ser reconocido, sus méritos son virtudes admiradas por la seguridad
que estos transmiten. Es por si mismo un ser maduro su alegría se torna en
afecto percibido y disfrutado por los demás.
El deportista modesto reconoce la importancia de sus
cualidades psicológicas, las cultiva como medio para asimilar las cargas de entrenamiento, conoce de su potencial y se
siente digno del mismo, lo exterioriza en su actitud y en palabras como muestra
de capacidad, honrando aquello que representa no lo dice esperando alabanzas, sino
como una muestra de respeto por si mismo y a los demás. No exhibe su destreza a
cambio de la simpatía la exhibe como muestra de identidad, de congruencia con
su lucha por ser un mejor ser humano.
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