Luego de
la participación de la delegación ecuatoriana en los juegos olímpicos de
Londres 2012, se pudo apreciar en los medios de comunicación en especial en la
prensa deportiva y redes sociales, comentarios, confrontaciones y hasta ofensas
de quienes criticaban su desempeño y los que defendían la participación de los
atletas. Pero sobre esta situación ¿quién sabe realmente lo que vive un
deportista después de la derrota?, ¿que sienten?, ¿que pasa por su mente?, la
verdad solo ellos lo saben y nadie puede sentir lo que ellos sienten, podemos
mirar, opinar, tratar de comprender hasta conmovernos por lo que apreciamos, pero
hay que señalar que cada ser humano vive sus emociones de forma individual.
Ante un
resultado contrario al esperado en competencia se puede entrever varios
factores involucrados, pero cualquiera que fuese la explicación ante un “mal”
resultado, el efecto natural del ser humano ante la adversidad es inicialmente
el de experimentar emociones como el malestar, rabia, tristeza, decepción,
irritación, dolor, u otras que se acompañan de alteraciones fisiológicas que se
reflejan en la expresión facial, el tono de voz, reacciones musculares, de la
presión arterial, cambios respiratorios, secreciones glandulares, por citar las
más comunes.
Experimentar
este tipo de emociones consideradas negativas es normal y son parte de un
proceso de aprendizaje y adaptación, estas emociones actúan como un mecanismo
de evaluación e impulso para actuar, si siente rabia o agresividad responderá a
la defensiva o combatirá, distinguir algo como agradable o desagradable ayuda a
crecer, a elaborar formas de interpretar la realidad y sobreponerse a la adversidad.
En este contexto los deportistas pueden encontrar en la psicología científica y
popular los medios para localizar éxito donde otros ven fracaso, la asimilación
de experiencias desfavorables promueve la autorregulación del estado de ánimo,
como un mecanismo cognitivo de equilibrio y superación en la tribulación,
donde prevalezca la resiliencia.
hay que preparar, entrenar la mente para todo incluso para saber perder, no hacerlo abre la posibilidad de ser sorprendido o tener mayores problemas de
adaptación, las emociones negativas podrían permanecer por un lapso de tiempo
que vaya mas allá de lo saludable
generando sentimientos negativos, podrían incluso no ser superadas con las
consecuencias previsibles. Una mente preparada, una mente resiliente, sabe que
pese a la adversidad subsistirá la confianza, la tranquilidad y actitud por un futuro
mejor, así las emociones negativas serán breves y de fácil resolución.
El día después
de la derrota para muchos deportistas y en especial para los nuestros es el día
del retorno, el de retornar al hogar, a los entrenamientos,
es el día para asimilar experiencias, recuperarse y ser mejor persona, no es
fácil e implica un proceso atareado y continuo de crecimiento pero ese es el
camino del deportista, no hay espacio ni tiempo para desperdiciar, hay que volver
al camino del esfuerzo y la constancia, mantenerse entrenado por sus objetivos
pese a todo.
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