El acto de cobrar
un tiro penal en el futbol ha recibido un sin numero de interpretaciones sobre el
porque de las fallas o de la efectividad
en su ejecución, no son pocas las veces en los que se le ha calificado como un
duelo entre el portero y el jugador designado para el cobro. Pensar que un
penal equivale a un duelo implica una disminución en la seguridad de quien
cobrara el penalti. El duelo en su concepción original implica el
enfrentamiento convenido entre dos contendientes y enmarcado por reglas que
inducen igualdad de condiciones, esta parte de la definición del duelo ubica en
igualdad de condiciones a los futbolistas restando la ventaja que posee a quien
patea el penal e incrementando la condición del portero.
Si bien el
objetivo del duelo era cobrar un agravio, la defensa del honor, en le futbol el
penal equivale a compensar una sanción que mas que un duelo resulta una ejecución,
un castigo al agresor al que cometió la falta, visto así el penal es mas un
fusilamiento que un duelo, interpretación que brindaría confianza pues el que
cobra el penal esta del lado de la razón, de la justicia.
La mentalidad
de quien se pone frente al balón requiere contar con una perspectiva de
oportunidad, considerarse como el afortunado al que se le concede la
oportunidad de conseguir un gol. Sin embargo calificativos como el del es una responsabilidad,
es una lotería, incrementan la presión mas aun si ahondo en el temor a fallar, decepcionar.
Es mejor en entrenar la mente a entender el cobro de un tiro penal como una distinción,
una fortuna y no como una responsabilidad, de ahí la importancia de la preparación
psicológica para todos quienes están involucrados en el partido.
Como jugador
el requisito primordial es querer patear el penal, poseer determinación y autorregulación
de las emociones para que estas se mantengan a favor, recordar que eres el
ejecutor no el fusilado. En el momento de la ejecución incrementar la activación
y la concentración, pensar en donde colocar el balón mas que en ¿y si me
equivoco?, controlar los tiempos, aprovechar la ventaja, disfrutar del dominio
y la superioridad sobre el portero. Una mentalidad adecuada para el cobro de un
penal se entrena de manera sistemática hasta
alcanzar la dureza mental necesaria.
El
entrenador sin duda es clave al seleccionar a quien será el ejecutor de los
penales, el conocimiento sobre las características psicológicas de sus
jugadores facilitara la mejor elección, manifestar y demostrar la confianza en
el jugador mas que la presión, transmitir seguridad, energía en su actitud y de
igual manera a los compañeros mostrar mas respaldo y solidaridad que rostros de
preocupación.
No es
suerte lo que determina la eficacia de un penal, es la preparación mental y una
personalidad cultivada en el futbolista lo que incrementa la posibilidad de
efectividad y a nivel profesional esta no es una responsabilidad solo del
futbolista, sino del jefe técnico a cargo, la dirigencia que coordina el
trabajo del equipo, un medio que condena el error y lleva con ligereza del cielo al infierno a sus figuras deportivas.
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